Este viernes es el Día del Periodista. Orgullo por tantos años, satisfacción por lo logrado y desafío por las circunstancias y el cambio de paradigma de hoy. Cada persona, cada institución, cada empresa maneja sus propios medios, fundamentalmente redes sociales, y eso genera que el gran público tenga a mano toda la información que quiera pero que, a la vez, esté cada vez menos informado. El periodista de medios tradicionales debe hoy buscar la noticia en cada rincón de la red de redes porque las instituciones descansan en sus “comunity manager” y lo que muchas veces resulta es que sólo se entera el que de alguna forma está ligado al grupo de pertenencia. Cuando hay mucho, todo junto, se ve poco lo individual. Resulta así que en una época en que hay exceso de información a mano la gente está cada vez menos informada. Se pierde de vista, muchas veces, lo que es importante, lo que debe conocerse para ser parte de una sociedad. Son tiempos en que información se confunde con promoción de logros y conquistas. La responsabilidad de los periodistas hoy es más grande y más difícil que antes. Se trata de buscar entre tanta cosa lo que realmente es noticia y, a la vez, evitar que en medio de la promoción cargada de emoticones se pierdan los detalles de qué se debe saber. El periodista no debe perder el rumbo; debe sobreponerse a su propia sorpresa por lo que está pasando, dar rápido la vuelta de página a sus propios cuestionamientos para ponerse más que nunca al servicio de una sociedad que, antes por escaso y ahora por excesivo, lo vuelve a necesitar. Feliz Día para aquellos colegas que en el medio del cambio y dentro de un proceso de adaptación para no desaparecer aún siguen pensando que vale la pena.